En un momento en el que el Premio Nobel de Física ha premiado a dos expertos en cambio climático, los establecimientos educacionales tienen el deber de participar en este proceso para educar a nuestros alumnos, desde una edad temprana, sobre el medioambiente. Hoy en día, la educación ambiental, más que una preocupación, es una emergencia.
Cada pequeño gesto o una pequeña contribución en nuestra vida cotidiana se convierte en ventajas para la naturaleza, para nosotros y para las futuras generaciones.
Sensibilizar a nuestros hijos, nuestros alumnos, acerca del medioambiente es una manera de educarlos para su vida. Nosotros, como padres, profesores, tenemos una importante responsabilidad: involucrarlos en proyectos donde nuestros alumnos sean actores, de esta manera, los ayudaremos a convertirse en hombres y mujeres que empatizan con otros y que son responsables del medioambiente.
Esta conciencia de la naturaleza y del mundo que nos rodea es un proceso lento que debe iniciarse desde una edad muy temprana. Por ello, en 2019 y 2020 se han modificado los programas de Educación Nacional francés, desde maternelle a hasta el terminale, para reforzar esta concientización de desarrollo sostenible: la creación de ecodelegados forma parte de este proceso. La educación para el desarrollo sostenible y la preservación del medio ambiente es esencial para cambiar los comportamientos cotidianos, aportar conocimientos y ser un agente de cambio.
Desde muy pequeños, los niños pueden aprender a reciclar, a ahorrar electricidad, agua, entre otros, y, por lo general, se involucran completa y rápidamente, a veces más rápido que los adultos. Trabajando con los ecodelegados, he visto lo comprometidos que están los alumnos y lo mucho que disfrutan formando parte de este proyecto. Este año se han aplicado, modestamente, algunas acciones. Esperamos que, con todos los actores implicados en este proyecto, podamos llegar más lejos en los próximos años.